Árboles de Justicia y el temor a Jehová. Parte 2
Sin frutos, no puede existir la luz. Y sin la luz, no podemos tener acceso a la gloria.
Entonces es muy importante entender, que devolverle la gloria a Dios, es en realidad permitir que Su gloria resplandezca con más poder, en nosotros y a través de nosotros. Es decir, si nosotros no tenemos frutos, no vamos a poder producir unción; y si nosotros no producimos unción, no vamos a poder caminar en el resplandor, ni en los niveles de gloria (pues estamos supuestos a ir de gloria en gloria), es decir no vamos a poder ir de un nivel de gloria a otro nivel de gloria, si nosotros no entendemos y no experimentamos, lo que significa producir frutos; y convertir en fruto en un aceite puro, como dice en Levítico, que mantenga encendida la lámpara del Señor.
Levítico 24: 1-2 “El Señor se dirigió a Moisés y le dijo: «Ordena a los israelitas que te traigan aceite puro de oliva, para mantener las lámparas siempre encendidas.”
Hay que estudiar mucho mejor lo que significa la lámpara y la correlación de la lámpara con los frutos, ya que vemos como están tan ligados, especialmente con el fruto del olivo. Debemos destacar, que esa lámpara es una rama; y si esa rama está encendida, simboliza a Dios: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Es una lámpara de oro que representa la gloria de Dios. Está la luz que representa también a Cristo y al Espíritu Santo. (son 7, que representan las 7 manifestaciones del Espíritu Santo).
Entonces allí podemos ver la simbología del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Vemos al padre por medio del oro en el que está hecho. Pero la menora también nos habla de autoridad.
Específicamente al comienzo de esta reflexión, estábamos hablando del número 4 y del principio de autoridad; y quiero agregar que el árbol de donde se obtienen las ramas de la cual están hechas las lámparas, es de almendro…tienen florecitas de almendro. Y el almendro representa autoridad, habla de sacerdocio, habla de Aarón. Sin la autoridad del sacerdocio no podemos caminar en reinado. Y hay una relación hermosa de ver; como David siendo rey, que no podía cumplir con las funciones sacerdotales; pasó a cumplir las funciones sacerdotales también e hizo la manifestación de lo que nosotros en el nuevo testamento conocemos como rey-sacerdocio.
Entonces vemos el símbolo de autoridad en la lámpara del Señor, a través de las flores de almendro. Por eso es que también, está representado este mueble, con el 4to mueble del tabernáculo.
Quería plasmar aquí lo que Dios ha estado hablando con mucha fuerza en mi corazón…lo impactante que es ver como desde que es una semilla de rectitud, el fruto es luz. Cuando tu semilla es de rectitud, tu fruto es luz. ¿Cómo termina siendo luz tu semilla? Porque la semilla se convierte en un fruto, el fruto es procesado y del proceso sale un aceite; y con el aceite creas luz. Así que nuestros frutos son de luz.
Paralelamente puedo ver la relación entre el árbol de justicia y una menorá. Porque el árbol de justicia, si es un árbol que da luz; y vemos eso en la menorá que es una rama que se divide en 7, y está compuesta de almendro, que habla de la visión y la visión también debe ser alumbrada. Por eso habla de la visión profética alumbrada “que los ojos de vuestro entendimiento sean alumbrados”. Habla de autoridad, ese almendro y por supuesto habla de luz, al ser una lámpara.
Efesios 1:18 “Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”
Como podemos ver la clave de todo esto es el temor a Jehová. Y hay un pasaje muy importante que está en Malaquías 1:6, que dice: “ El Señor de los Ejércitos Celestiales dice a los sacerdotes: «Un hijo honra a su padre y un sirviente respeta a su señor. Si yo soy su padre y su señor, ¿Dónde están el honor y el respeto que merezco? ¡Ustedes han tratado mi nombre con desprecio!» No obstante, preguntan: “¿De qué manera hemos tratado tu nombre con desprecio?”.
Me llama mucho la atención esto, porque explica una función muy importante que es la relación Padre-Señor, que se debe correlacionar con la identidad hijo-siervo, entonces hay un Padre que es Señor y un hijo que debe ser siervo, eso lo he venido hablando en páginas anteriores en este diario.
El rol de hijo debe proporcionar honra, como hijos debemos honrar, pero como siervos debemos temer al Señor.
Y básicamente estas dos características es lo que nos permite a nosotros caminar en nuestra primogenitura, en nuestra herencia, en nuestro diseño, caminar en el camino que es Cristo. Caminar en Cristo implica caminar en honra y en temor a Jehová, el temor a Jehová como Señor implica que estamos estableciendo el Señorío.
Este verso me pareció muy importante, porque hemos venido hablando a lo largo de esta explicación la importancia de convertirnos en arboles de justicia.
Un árbol de justicia es un árbol que habla sobre el temor a Jehová; es un árbol que ha sido perfeccionado en la relación Padre e hijo; perfeccionado en la relación donde como hijos somos hijos siervos. Un hijo tiene responsabilidades en la casa, entonces si nosotros somos hijos pero no somos siervos, vamos a ver la relación del hijo menor que pidió la herencia, vamos a querer ser independientes. Pero si somos siervos y no somos hijos, entonces vamos a ver la relación del hijo mayor, así que los dos tienen que estar de la mano para que nosotros podamos fungir perfectamente en el propósito que Dios nos ha llamado a hacer como hijos que damos honra, nosotros decidimos permanecer.
Y es justamente la permanencia es lo que nos da a nosotros la capacidad de producir frutos, y justamente damos frutos porque los frutos deben ser el resultado del temor a Dios. Es como cuando tu tienes un árbol: plantas la semilla, de la semilla al árbol, del árbol al fruto, y el fruto contiene en sí mismo una semilla que le va a dar continuidad a la vida como había hablado antes. Pero para que el fruto sea un fruto de justicia y nosotros poder ser arboles de justicia, la semilla tiene que ser una semilla de rectitud, y todo esto de lo que nos esta hablando es del temor a Dios, nos está hablando del Señorío de Cristo con más poder.
Solamente cuando podamos descubrir esta relación hijo-siervo, vamos a poder caminar en nuestra porción completa de la herencia o de la primogenitura, de manera que también sepa manifestar como los frutos son para la edificación del cuerpo, nuestros frutos no solo llevan a nosotros a nuestra herencia sino que llevan a la iglesia a un nivel mayor de madurez, y la lleva a poder manifestar la unción de Jehová que se ve en Isaías 61, cuando dice que el Espíritu del Señor omnipotente esta sobre el, es decir, que cuando él estaba diciendo esto, estaba hablando de una unción que recaía sobre él y sobre la iglesia, que es lo que podemos ver después en las epístolas cuando Pablo explica que toda la autoridad y el poder ha sido dado a Cristo que es la cabeza y Cristo se lo entrego a la iglesia.
Isaías 61:1 El Espíritu del Señor Soberano está sobre mí, porque el Señor me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres.
Pero debemos descubrir que cuando nosotros entendemos la relación hijo-siervo y empezamos a caminar en el temor a Jehová, esta unción que rompe los yugos va a traer como una manifestación de lo que se conoce como la gracia apostólica, que es esta gracia particular para hacer asignaciones y tareas específicas que el Señor va a ir impartiendo de forma individual a diferentes iglesias locales que forman parte del cuerpo completo.
Y esta gracia apostólica se encuentra solamente por medio de la unidad, y hablar de unidad implica que está la supremacía de Cristo como cabeza, nosotros estamos unidos como cuerpos a la cabeza. Cuando tus hablas de unidad, automáticamente entra la palabra sujeción, entra un orden con respecto a la sujeción, para que pueda haber unidad tiene que haber un orden con respecto a la sujeción. Un cuerpo humano: cuando tus miras cada uno de sus miembros, ellos tienen un lugar y cada uno asume una posición que le corresponde de manera en que ellos puedan estar en unidad.