Morimos para llegar a conocer íntimamente a Cristo
Morimos a la naturaleza carnal para hacernos por medio de Cristo participes de la naturaleza divina.
Y es justamente esta naturaleza divina de la que somos parte, la que nos capacita para vivir una vida piadosa y nos da acceso a la sobreabundante sabiduría de Dios.
Porque vivir de acuerdo al Espíritu, vivifica y nos da acceso a la inescrutable sabiduría del Padre, escondida en la mente de Cristo.
Por eso no buscamos hablar vanas palabrerías, sino llevar y anunciar en nosotros la muerte de Cristo, de modo que la vida triunfe por medio de la muerte. Pues lo que nace del Espíritu vence al mundo, pero quien enseña de su propio conocimiento que de su ceguera hace doctrina y enseña . Simplemente es un ciego guiando a otro ciego. Y no hay vida, ni se produce transformación.
Cristo se forma en nosotros, luego Cristo se revela a nosotros. Y cuando el Hijo se revela, el precio de nuestra muerte lo consideramos poco, pues nos hacemos participes del glorioso poder y conocimiento del amado.
Y si Cristo se revela en nosotros, entonces somos transformados de tal forma que ahora Cristo se manifiesta por medio de nosotros.
Y ya dejó de ser la enseñanza una simple forma de comunicación o transmisión de información, sino que presentamos al verbo, revelamos al verbo hecho carne. Estamos manifestando el conocimiento de Cristo que es misterio.
No es lo mismo enseñar una palabra que es adquirida por medio del conocimiento humano, que impartir y portar la palabra, que es Cristo mismo vivificado en nosotros. Y para Cristo poder vivificarse en nosotros, debemos experimentar la muerte junto con Él.
No es lo mismo saber de la biblia, que portar el VERBO HUMANADO.
El solemne proceso de formación de la palabra en nosotros y de ser limpiados por la palabra y de ser la palabra, da poder a nuestro testimonio y esto junto a la sangre del cordero, nos hace vencedores.
Vencemos sistemas cuando sedemos al minucioso proceso de ser formados en Cristo y que Cristo se forme en nosotros, menguamos de forma que no vivimos más nosotros. Y lo que vivimos en la carne lo vivimos por la fe en el hijo de Dios.
Estos vencedores son los que quiere usar Dios para discipular las naciones, para traer transformación a las culturas y para expresar el poder creativo de Dios por medio de la integridad y la excelencia.
Los vencedores son los que son consumidos por el fuego de Dios, son quienes dejan todo y lo ponen todo a un lado para que Su gloria resplandezca.
La victoria de la vida sobre la muerte, vino por Cristo. La victoria de “muerte” personal sobre la vida de Cristo, nos hace vencedores.
Cristo venció la muerte por medio de la vida de resurrección.
Así reconocemos lo falso de lo verdadero. Por medio de la vida. Sólo quien muere puede ministrar vida. Por eso Pablo se gloriaba de su sufrimiento.
Y yo siento que Dios está llamando a una iglesia a aprender a resistir el sufrimiento , pero no la clase de sufrimiento que impone el enemigo a causa de la naturaleza caída. Sino el tipo de sufrimiento que es el resultado de poner nuestras vidas.
Las novias en la palabra, se preparaban por meses. Ester se preparó por meses, y los aceites que usaba “para embellecerse” causaban dolor: 6 meses experimentando profunda exfoliación de la piel, para sacar impurezas, de manera que estuviera lista para ser vista por el Rey.
Quien iba a decir que el camino a la belleza produciría dolor. Pero así, no como mártires, sino como vencedores. Al fin y al cabo, un mártir es aquel que venció el temor a la muerte.
Debemos vencer el temor a la muerte. Despojarnos de nuestros instintos de sobrevivencia o instinto de preservación. (nos está matando)
El que quiera ganar la vida, deberá perderla. Un vencedor es aquel que vence el temor a la muerte de forma que se manifiesta la vida que nace del Espíritu.
Y todo lo que nace del Espíritu, vence al mundo. Este es el camino para multiplicarnos y ser fructíferos. Pues de esa esencia, de esa semilla de verdad que hay en nosotros, Dios bendice y desea multiplicar. Pues sabe que al multiplicarnos a nosotros, está multiplicando la vida.
Jesús dijo en Juan 12:24: “Les aseguro que si el grano de trigo al caer en tierra no muere (refiriéndose a su propia muerte), queda él solo; pero si muere, da abundante cosecha.
Despojémonos pues de todo harapo, sea de inmundicia o de auto-justificación que es falsa humildad y dependencia en las otras personas. Despojémonos de los harapos , para ser revestidos y limpios por medio de Su rectitud.
Despojémonos de nuestros harapos, para que podamos ser portadores y guardianes de Su gloria, Y en Su gloria sobreabunda el conocimiento.
Su gloria esconde el conocimiento. Así como un cable de fibra óptica que por medio de la luz transmite y traslada data e información. Así la luz y el resplandor de Su gloria contiene Su conocimiento. Y la tierra se llenará del conocimiento de Su gloria.
Despojémonos de toda levadura que contamina la masa restante, para que seamos portadores de Su gloria y por lo tanto transmisores de Su conocimiento.
Este conocimiento es Cristo, es la Verdad desmantelando todo espíritu de error, engaño y falsedad.
Isaías 11:2-5 refiriéndose a la persona de Cristo, dice: “El espíritu del Señor reposará sobre él, espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor al Señor. El se deleitará en el temor del Señor”.
La sabiduría y el temor a Jehová deben perfeccionar nuestra santidad. Para que de esta manera la persona de Cristo se glorifique en nosotros.
“Nosotros debemos convertirnos en personas llenas de vida, es decir, canales orgánicos por los cuales fluya la palabra de Dios” Watchman Nee
“Nuestra enseñanza debe ser dada en el espíritu y debe llevarse a acabo con el espíritu. Al enseñar, necesitamos convertirnos en un canal viviente, por el cual fluya la palabra de Dios” W.N
El propósito no es continuar o volver a los rituales de purificación y ver la santidad como un asunto de requisitos y reglas. Sino como la búsqueda de un corazón puro.
En 1 timoteo1:5 NTV Pablo dice: “El propósito de mi instrucción es que todo creyente sea lleno del amor que brota de un corazón puro, de conciencia limpia y de fe sincera.”
El verso 6 dice: de las cuales se desviaron, algunos se apartaron a vana palabrería, queriendo ser doctores de la ley sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman…
(continua más adelante)