El tiempo de Sabiduría Sobrenatural
Dios está levantando maestros, exhortadores y profetas para edificar los cimientos de Su templo, de SU cuerpo.
Veremos un tiempo donde el Señor levantará no sólo a maestros y exhortadores, sino también escuelas.
El misterio detrás de la sabiduría es la muerte. Jesús nos dijo en Juan 6:63 “Las palabras que os hablo son espíritu y vida”, por supuesto sabemos que EL era vida en sí mismo. (Juan 14:6 Jesús le contestó: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí.)
Para nosotros poder impartir la vida de Cristo debemos compartir su muerte. Y justamente allí es donde está el secreto de la sabiduría; pues la sabiduría comienza con el temor a Jehová. Vivir una vida en el temor a Jehová, es vivir una vida que constantemente se está presentando como un sacrificio vivo. El temor a Jehová es lo que nos hace a nosotros siervos que obedecen a su amo, el temor a Jehová es lo que nos hace a nosotros siervos de pacto.
Nuestras palabras son espíritus, pero serán espíritu de vida cuando hayamos compartido la muerte. De resto son palabrerías.
Cuando enseñamos tenemos la posibilidad de impartir la vida de Cristo, justamente allí es donde se manifiesta el poder de la resurrección.
Pero para ello debemos aprender a experimentar el sufrimiento, el dolor de vivir para Cristo.
Pablo decía en Romanos 14:8 “pues si vivimos, para el Señor vivimos. Y si morimos, para el Señor morimos”
Lo interesante es que el mismo Pablo nos dice en Romanos 12:1 que debemos presentar nuestro cuerpo como sacrificio vivo que es nuestro culto racionado o adoración diaria.
Romanos 12:1 “Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo.”
El mismo Pablo que cada día muere en 1 Corintios 15:31 dice: “Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero.”
En Filipenses 3:10-11 Pablo nos dice: “lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en Su resurrección, participar en su sufrimiento y llegar a ser semejante a Él en su muerte. “
De modo que cuando Pablo dice “Si vivo, para el Señor vivo”, está diciendo en realidad: si vivo es para morir, es decir “cada día muero”. La muerte física ya era victoria a causa de Cristo, y su diario vivir lo hacían participe de Su muerte, para así mismo ser partícipe de Su Gloria. Lo hacía un vencedor. La victoria de la vida sobre la muerte la dio Cristo, pero la victoria de la muerte sobre la vida, nos hace vencedores.
Este Pablo del que les hablo, experimentó un nivel de revelación como pocos en 2 Corintios nos dice, que, debido a la grandeza de sus revelaciones, le fue dado un aguijón en la carne.
2 corintios 12:7 “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera”.
La grandeza de las revelaciones de Pablo fueron el resultado de su participación en la muerte de Cristo, que no era más que su temor al Señor.
Esa es la diferencia entre el humanismo e impartición de vida. Ministros de vida.
Pablo nos dice en 2 Corintios 11:18 “puesto que muchos se glorían en la carne, yo también me gloriaré” … más adelante dice:
“¿Son hebreos? Yo también
¿Son Israelitas? Yo también
¿Son descendientes de Abraham? También yo
¿Son ministros de Cristo? (como si estuviera loco hablo) YO MAS”
En Hechos 22:3 dice “YO soy judío, nacido en Terso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, educado bajo Gamaliel, en estricta conformidad a la ley de nuestros padres, siendo tan celoso de Dios, como vosotros sois hoy.”
Pablo entendió, que gloriarse de la carne del conocimiento humano, no era verdadera sabiduría. Él sabía que el principio de la sabiduría es el temor a Jehová. Y en 2 Corintios 7 nos dice que perfeccionamos la santidad por medio del temor a Jehová.
2 corintios 7:1 por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
Perfeccionar la santidad es apartarse, y decidir “No contaminarse”. Y eso nos lleva a rendir diariamente nuestras vidas, como Daniel. A vivir con un celo de Dios, pues hemos sido desposados con un solo esposo, para presentarnos como vírgenes para Cristo. (2 Corintios 11:2 “Porque celoso estoy de vosotros con celo de Dios; pues os desposé a un esposo para presentaros como virgen pura a Cristo. “)
Sabiduría es el temor a YHWH y el temor a Jehová perfecciona nuestra santidad, por medio de la cual veremos a Dios. Y bajo este hermoso pacto al que ahora pertenecemos por medio de Cristo, veremos a Dios, y no moriremos, sino que seremos transformados de Gloria en Gloria.
Cristo debe ser formado en nosotros (¡Gálatas 4:19 Oh mis hijos queridos! Siento como si volviera a sufrir dolores de parto por ustedes, y seguirán hasta que Cristo se forme por completo en sus vidas.) así como un bebé es formado dentro del vientre de una madre, así nuestro Cristo se forma en nuestro interior. La unidad con Él se manifiesta, y en la unidad encontramos la vida y encontramos los frutos en la permanencia.
Cuando Cristo es formado, entonces podremos vernos en Cristo y Cristo en nosotros.
Así como la mujer embarazada que su hijo está en ella, pero ella también está en su hijo. (Para que su hijo esté en ella, ella primero debía estar en su hijo. Principio de la semilla)
Sólo cuando somos formados en Cristo podemos experimentar la unidad en Cristo, de modo que la vida fluye por medio de esa unidad, el sustento fluye, así como el cordón umbilical que une a la madre y al hijo.
Cuando Cristo se forma en nosotros, la muerte y la capacidad de rendirnos tiene un propósito. Morimos para hacernos “uno” con Cristo.