La Humildad es la Subestructura del Cambio
Básicamente la humildad es el principio del cambio, y es el iniciador de la gracia; pues Dios da gracia al humilde y justamente es lo que nosotros necesitamos para poder caminar en unidad, entendiendo entonces que es precisamente la humildad lo que nos llevará a esto.
Debemos tomar Su yugo, así como Él tomó parte de nuestras debilidades. Esto es algo interesante de considerar: Él se hizo de nuestra naturaleza (humana y débil), fue tentado y probado en todo a lo cual salió FIEL, y ahora nos invita a llevar Su yugo, en otras palabras; al colocarnos Su yugo, que es ligero, nosotros estamos entrando a la puerta de la humildad, y es justamente esta puerta la que nos da acceso a revestirnos de esa naturaleza divina de Cristo. Él llevo la parte más pesada de la carne, los dolores, las debilidades, enfermedades; para que nosotros por medio de la humildad, heredemos.
El humilde hereda Mateo 5:5 “bienaventurados los humildes porque ellos heredarán la tierra.” La humildad está asociada a la herencia porque donde hay humildad hay un carácter que permanece.
El se familiarizo con nuestras debilidades para que nosotros pudiésemos familiarizarnos con su fortaleza. De esto se trata caminar en yugo, caminar en humildad para hacernos participes de Su naturaleza y de Sus fuerzas.
Que hermoso pensar que Cristo se familiarizó con nuestras debilidades; me hace pensar mucho en nosotros como siervos-lideres; usualmente uno desea proyectar Sus fortalezas o aquello que hagamos bien.
Cuando nos ponemos el yugo ligero de Cristo, quiere decir que le miramos cara a cara y desde esa posición de sumisión, como un buey que tiene puesto un yugo para arar, ambos estamos asumiendo, Él nos mira y nos dice “me he hecho participe de tu debilidad para que ahora tú te puedas hacer partícipe de Mi fortaleza”. Por eso diga el débil fuerte soy.