Entrenando en Obediencia

Hola hija ;) Bueno, te cuento que estoy tratando de documentar el proceso de HomeSchool; de manera que trataré de ser lo más transparente posible con mis emociones, de manera que luego podamos mirar atrás y ver como Dios nos ha ayudado a conquistar áreas, crecer y madurar en nuestra relación madre e hija. Y quien quita y algún día tú misma podrás usar este material en la crianza de tus hijos.

Así que sin más rodeo te confieso que esta semana me he sentido un poco frustrada. Pero he notado que la mayor razón aparente por la que me frustro es por la falta de “control” que puedo ejercer en ti a medida que creces. Pero la razón de fondo es que homeschool me está enseñando que necesito depender más de Dios para producir el fruto de la paciencia.

Y yo se que esa palabra “controlar” suena fea. Pero a lo que me refiero es que cuando eras bebé, tu dependías para todo de mi, necesitabas de nosotros como padres a cada instante para poder funcionar en la vida. Pero en la medida en la que creces veo como empiezas a tomar tus propias decisiones que tienden a volverse hábitos que, a veces, son contrario a mis enseñanzas.

Aquí viene la parte difícil y es entrenar en obediencia, y no obediencia por temor sino por amor. Pues, en mi propia experiencia de niñez aprendí que la obediencia por temor nos conduce con facilidad a la rebeldía. Pero además lo que hace esto aun más complicado es que el entrenamiento no puede ser impuesto, no puedo tratar de “controlarte” sino que debo impartir una sabiduría que te lleve a un razonamiento que te permita modificar tus pensamientos y conductas. Este proceso es lento y muchas veces no veo frutos inmediatos. Pero la corrección y entrenamiento debe ser paciente.

Desde que eras una bebé te he inculcado el hábito de buscar de Dios, ahora que tienes 10 años he decidido hacer un mayor énfasis en dos áreas en la edificación de tu relación con Dios: Una es escuchar y la otra es conversar con Dios. Ambas son aspectos fundamentales para que desarrolles la intimidad con Dios.

He entendido que no sólo debo enfocarme en corregir tu conducta, en verdad debo procurar desarrollar aun más un puente de comunicación entre nosotras y ente tu y Dios. Guiarte en el proceso de búsqueda de Dios con todo tu corazón.

Cuando eras bebé de los 4- 9 años yo debía crearte el hábito de buscar de Dios, la rutina de consagrar todas las mañanas a Dios. Pero ahora que estás más grande noto que el "habito y rutina” son insuficientes a menos que se desarrolle un entendimiento de quién es Dios y porqué es tan importante tu relación con El. Ahora se necesita convicción no sólo información o rutina.

La gran ventaja que ve es que a esta edad, todavía eres una noble admiradores de tus padres,  eres sensible a nuestras de manera que la estrategia para producir en ti esa convicción es por medio de la confienza y los vículos de confianza sólo se crean por medio del tiempo de calidad . Esta perspectiva me ha invitado a desarrolar el hábito de escucharte aun más de lo que lo hacia antes, de tomar el tiempo y establecer conversaciones basadas en las cosas que tu muestras interés, navegar tus ideas, pues a la final no se trata del tópico de nuestra conversación, sino en demostrarte con mis acciones el carácter invisible de Dios para que internamente sepas que puedes acercarte a Dios con confianza pues El tee escucha. Nuestras conversaciones y nuestra atención te servirán de base para estar convencida de esto.

¿Cuál es nuestra principal función como padres? Personalmente, nuestra meta como padres es enseñarte a ser obediente por amor y no por temor. La obediencia por voluntad propia es la mejor disciplina que puedo darte. Aprende el valor de la sujeción por amor y no por miedo al castigo es el valor más importante que le puedo añadir a tu relación con Dios.

No es tratar de controlarte o de hacerte obedecer porque “nosotros sabemos lo que es mejor para ti”, es aprender ha darte, en pequeñas dosis, ese conocimiento y hacerte entender las razones por las que debes hacer algunas cosas y otras no.


Los principios espirituales que rigen nuestra relación con Dios son a veces muy difíciles de explicar para la mente de un niño, es por eso que en la medida que creces, tu papá y yo, debemos aprender a incorporar esos principios de intimidad y de tiempo de calidad con Dios en tu relación con nosotros. En la intimidad es donde ocurre la verdadera transformación y en la medida en la que tú procures una relación íntima con Dios, en esa medida podrás mejorar y crecer como persona.


Ahorita quiero que aprendas a escuchar a Dios a través de Su palabra. ¡Hasta ahora has "oido" la palabra de Dios pero deseo que la escuches! Oír (Hearing), es simplemente el acto de percibir un sonido por medio de tus oídos. Escuchar, es algo que conscientemente tú decides hacer. Escuchar requiere concentración de manera que tu cerebro procese el significado de las palabras. Escuchar conduce al aprendizaje. Mientras oír es un acto natural, escuchar es una decisión. Esa simple decisión de “escuchar” demuestra un corazón enseñable. Oyes con tus oídos pero para escuchar necesitas tu corazón.

Yo creo que esta etapa en la que te encuentras es tan importante, creo que desde ahora hasta que tengas como 14-16 años, cuando tu personalidad estará formada, es cuando podemos ganar terreno en el establecimiento de la Palabra de Dios en tu corazón.

Para terminar deseo continuar meditando en este pensamiento “Maria obedeció a Dios después que ella escuchó y "medito en esas palabras"

Previous
Previous

50 días de oración enfocados en la cosecha