¿Te cuesta orar o sentirte cerca de Dios? Esta podría ser la razón…
Un Llamado a Vencer el Temor y Restaurar el Primer Amor
En los últimos días, he escuchado a muchas personas compartir que están enfrentando una lucha interna muy fuerte. Dicen sentirse lejos de Dios, atrapadas en una apatía espiritual, pereza o desánimo. Incluso su tiempo de oración y meditación de la Palabra parece haberse convertido en una rutina sin vida.
Pero quiero recordarte algo poderoso: no estás viviendo una crisis de identidad. Tu identidad está segura en Cristo, y nada puede separarte del amor de Dios.
Lo que estás enfrentando no es un reflejo de quién eres, sino una batalla contra el temor. Cuando el temor se apodera de nuestra mente y corazón, nos paraliza. Esa parálisis es muchas veces una respuesta natural de nuestro cerebro, una defensa que asociamos con desmotivación o lejanía. Pero debemos hacerle frente a las dudas y temores, porque si esos pensamientos se alojan por mucho tiempo, se convierten en sistemas de creencias basados en el engaño. El temor distorsiona nuestra percepción, alimenta la culpa, y nos hace creer que algo está mal en nosotros. Pero escucha esto: tu espíritu siempre está dispuesto, porque la verdad de Dios ya está plantada en tu interior.
El enemigo quiere que interpretemos este estado como un problema de pereza o incapacidad, pero no lo es. El temor alimenta el engaño, y el engaño endurece el corazón. Sin embargo, Dios está aquí, listo para restaurarte, para devolver la sensibilidad de tu corazón y para llevarte de vuelta al lugar del primer amor.
La clave para romper esta pasividad espiritual no es “forzar” un cambio por tu propia fuerza. Comienza con un corazón agradecido. La acción de gracias tiene el poder de reconfigurar incluso nuestra mente, liberándonos de ese ciclo de parálisis. Da gracias por quién es Dios, por Su amor inquebrantable, y por Su justicia que ya te ha sido dada.
Pídele a Dios que te enseñe cuál es la raiz del temor que te lleva a la ansiedad y por ende al letargo. Él te dará la sabiduría, amor y gracia para vencerlo.
Hoy quiero que recuerdes esto: no estás lejos de Dios. Él nunca se ha movido. Te está llamando para que confrontes el temor, protejas tu corazón y confíes en que el Espíritu Santo hará la obra de restauración. En Cristo, ya tienes la victoria. Este es el momento de levantarte, agradecer, y caminar hacia Él con confianza y valentía.
Dios te bendiga y gracias acompañarme. Recuerda escribirme Aquino por Instagram tus comentarios, así nos edificamos mutuamente.