¿La confianza es una experiencia o un lugar al cual debo volver?

[Nota: Arte Sozo es una categoría en este blog. Básicamente es un ejercicio que busca expresar y redimir por medio de palabras o movimientos espontáneos la imaginación. En ese caso busco plasmar, ya sea por medio de palabras o movimientos, lo que pienso o siento, sin limitar la expresión. Es decir, a partir de una palabra que se viene a mi mente decido crear, escribir o moverme, sin contemplar la audiencia, sin considerar si está errado o no el planteamiento. Es una forma de practicar libertad dentro de un contexto experimental. La idea con esta categoría no es sólo redimir mi imaginación sino sentirme cómoda con la improvisación, el error, la falla y el fracaso, pues estos son el inicio de todo lo que luego se llega a dominar]

La palabra de hoy es: JUSTICIA

Tiempo para desarrollar la práctica: 10 min límite.

Esta mañana me desperté pensando en el “significado” de la existencia y lo comparé con un viaje en búsqueda de “recobrar la confianza”. Así es, creo que de forma sutil y desprevenida todo nuestro ser anhela esto. Y por remota que parezca la relación entre existir y confiar, en mi mundo noto que todo gira alrededor del hecho de encontrar seguridad, o quizás debiera decir, ¿volver al lugar de confianza?

La pregunta que se deriva es, ¿acaso la confianza es una experiencia o un lugar al cual debo volver? Definir esto de antemano determinará si el curso de mi existencia girará en torno encontrar la confianza en función , de lo que logro, alcanzo, vivo, siento o sufro una o más veces. O, si creo que la confianza es un lugar al que debo volver, entonces mi existencia girará en torno a conseguir instrucciones que me den direcciones.

El problema que he encontrado es que las experiencias son hermosas y poderosas, pero son etéreas, tienden a desaparecer y esconderse como memoria, son una evocación hermosa y otras no tanto; pero vivir de experiencia en experiencia para poder encontrar existencia resultaría algo agotador. Pues perpetuaría el estado o condición insaciable del alma. Exactamente, si acostumbro a mi alma que la única forma de encontrar seguridad o confianza es por medio de la experiencia, tarde o temprano descubriré que no hay forma de saciar el alma. Y por otro lado, si el concepto de seguridad es como un lugar o destino, entonces esto crea en mí la necesidad de encontrar un camino, pues la pluralidad de caminos pueden dejarme vagando en la ambigüedad del desierto.

De modo que si la confianza es una experiencia, necesito que sea perdurable para que me sacie de una vez y por todas y si es un destino entonces necesito un sólo camino. Dicho de otra forma, emoción sin emocionalismo, exploración sin pluralismo.

La humanidad se mueve tras esta “moneda”, el ser humano en su instinto natural por perpetuar su existencia, por sobrevivir; siempre buscará seguridad.

Por eso repito lo que dije en un principio, el hombre encontrará propósito a su existencia en la medida que encuentre seguridad. Lo difícil, o la pregunta para mi sería ¿cómo encontrar seguridad en un sistema lleno de injusticia? Donde la traición es injusticia, la muerte es injusticia, la carencia es injusticia, el abandono es injusticia.

El derecho a sentirme seguro es un derivado de la justicia y todo aquello que me prive de ese derecho y me haga sentir vulnerable me hará sentir o experimentar la injusticia. Vaya planteamiento difícil, pues ahora no sólo creo que el hombre busca seguridad, sino la seguridad que viene de saberse escondido y establecido en medio de un sistema justo.

El gran conflicto emocional del hombre radica en que toda necesidad no satisfecha, necesidad por seguridad, provisión, propósito, identidad, etc., se traduce como carencia y toda carencia produce una experiencia de injusticia. Y nosotros, entes llamados a depender y confiar, nos encontramos en la trágica labor de protegernos y aunque nuestro cerebro fue diseñado para experimentar el poder de las conexiones y relaciones, el trauma que produce la experiencia de la injusticia lo re-programa por protección. De manera que crear relaciones sanas es difícil.

Ahora las relaciones rotas y el cerebro defensivo me llevan a crear habitos, fachadas, estructuras que no necesariamente están definidas por mi personalidad o esencia, sino por el trauma. Y es que al parecer la raíz de casi todos los traumas es la injusticia, pues cuando confiamos, nos traicionaron, cuando necesitamos de alguien, nos fallaron. Y en eso se torna la existencia en una constante búsqueda por restituir la confianza.

Sin la garantía al derecho de la justicia me es imposible confiar, de manera que para poder volver a poner mi confianza en algo y en alguien necesito conocer su medida de justicia. Y ¿cuál es la medida de la justicia? LA VERDAD.

La justicia para ser justa necesita de un atributo…LA VERDAD. Es imposible ejercer justicia basada en el engaño, pues no es de confiar. Entonces la confianza se alcanza por medio de la verdad. Una persona, sistema, circunstancia , etc, será confIable y por lo tanto segura sí y solo sí está establecida en la verdad. Es la verdad la esencia de la justicia y la garantía de la confianza.

¿Entonces lo qué es lo que realmente buscamos? Un Camino, que produzca una experiencia que conlleva a la VERDAD y de como resultado la vida. CAMINO, VERDAD Y VIDA. Pero para ello se necesitan ojos para ver y oídos para escuchar, a sabiendas que creo no estar ciega, ni sorda, ¿o sí? Tal vez allí radica la génesis de este problema.

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